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CAPÍTULO 3

  Aquella tarde, Fulkan se la pasó charlando amenamente con los Cazadores que Serlith decidió presentarle, para que no se sintiera sólo en sus primeros días y tuviera un grupo al cuál integrarse.

  —?Traiganme otra cerveza! —exclamó Kael, uno de los veteranos, quien portaba un brazo metálico, prueba de los peligros a los que se exponían los cazadores, pero también, de los avances de la ciencia— ?Hmph! Siéntate, muchacho, me da ansiedad que estés ahí paradote sólo mirando.

  Serlith había tomado asiento hacía ya varios minutos, y soltó una risa ante el comentario de su amigo.

  —Déjalo ser, Kael, recuerda que apenas te conoce.

  Fulkan obedeció casi mecánicamente, tomando asiento en la silla libre que se encontraba a la derecha de una mujer de cabellos negros y porte elegante.

  —Encantada de conocerlo, joven Fulkan —El tono de la mujer era serio, aunque de alguna forma, también calmante—. Permitame presentarme; mi nombre es Sirea de la casa Thalen.

  él asintió en reconocimiento. Los Thalen eran una familia influyente, la cuál se había hecho un hueco en la gran ciudad.

  Una escandalosa risa los hizo girarse, y los más veteranos reconocieron prácticamente enseguida al portador de aquella voz: Terek Valan, quien se encontraba sentado en un sofá junto a dos hermosas mujeres recostadas a ambos lados.

  Fulkan alzó una ceja.

  —?Y él es?

  —Terek, un tramposo de la peor cala?a y un mujeriego aún peor —contestó Lumia, una bonita joven de cabellos verdes que se encontraba jugueteando con uno de sus bucles—. Pertenece a nuestro grupo pero... Suele ser algo distante a veces.

  —En pocas palabras, cuando ve una falda —acotó Sirea, cerrando el libro que llevaba en manos y guardándolo en su bolso—. No sigas su ejemplo, joven Fulkan.

  —Yo no... no pensaba hacerlo —admitió en un murmullo— ?Debería ir a presentarme?

  Kael se encogió de hombros mientras bebía su cerveza.

  —No te recomiendo interrumpir su ligue, espera a que él vuelva.

  —?Eh! ?Zorro Rojo! —exclamó Serlith llamando su atención— Mueve el trasero hasta aquí, quiero presentarte a alguien.

  El hombre de cabellos casta?os rojizos rodó los ojos, e intercambiando unas últimas palabras con las dos mujeres, se levantó y caminó elegantemente hacia ellos.

  Haciendo una exagerada reverencia, Terek se presentó con una sonrisa aparentemente encantadora, astuta.

  —Terek Valan, encantado de cono... ?Qué le ha pasado a tu rostro? —cuestionó con cierta sorpresa, y repentinamente, Fulkan se sintió avergonzado de su aspecto.

  —Serlith —contestó el grupo al mismo tiempo, mientras la mujer lobo reía de forma incómoda.

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  —Tal vez me he pasado con su examen —admitió.

  Terek soltó un sonoro suspiro.

  —No debe ser tan talentoso si terminó así ?por qué lo has traído?

  La loba alzó una ceja.

  —Porque me ha dado la gana.

  Y allí se zanjó la conversación.

  Terek, con su llamativo traje rojo, rodó los ojos con hastío y se dio media vuelta de forma dramática, susurrando una despedida para marcharse rápidamente con las féminas que le esperaban.

  —él es muy celoso —Serlith puso cara de cansancio—. No dejes que te eche atrás, sólo te ve como competencia.

  —?Eh? ?Competencia? Soy un novato, ni siquiera he hecho mi primera misión y ese tipo debe tener un rango superior al mío.

  —Pero vio tu potencial —Le susurro Lumia con una sonrisa, sus ojos rosados resplandecieron cuando se inclinó hacia él—. O eso creo yo.

  Kael, quien hasta el momento no había dicho palabra, observó a Fulkan de reojo. Sin duda tenía potencial, sin embargo, le faltaba la experiencia de combates reales, por eso había salido tan herido en contra de Serlith.

  —Ni?o ?Quién fue tu maestro?

  —He entrenado sólo.

  —Eso explica mucho —murmuró Sirea, acomodando un mechón de su cabello tras la oreja—. El potencial está ahí, latente, pero... te falta un guía.

  Fulkan asintió, en el fondo lo sabía.

  —Irónicamente, Terek es el más adecuado para guiarte, por lo que, procura tener una buena relación con él a partir de ahora —Serlith le gui?o em ojo de forma burlona—. Pero mientras tanto, me encargaré personalmente de tu entrenamiento físico.

  —Yo... no sé como pagarlo.

  —?Acompá?anos a una misión! —exclamó Lumia con emoción— Te aseguro que no te arrepentirás, somos un grupo de lo más genial.

  Kael observó a Serlith y Sirea de reojo.

  —?Están pensando lo mismo que yo? —murmuró el veterano.

  —?Pedir otro Ciervo de Cuatro Lunas?

  —No, Serlith —intervino la de cabellos negros—. Enviar a los más nuevos y vigilarlos de lejos.

  —Oh, eso es buena idea también —admitió llamando la atención del mesero para pedir otro plato.

  Según le explicaron posteriormente, los integrantes más recientes del grupo eran Lumia y Terek, por lo que, para bien o para mal, tendría que convivir con aquel chico excéntrico.

  —?Todo listo? —murmuró Lumia tras escoger una de las misiones.

  Un peque?o elemental de luz yacía en su hombro derecho, el cuál tenía la forma de una peque?a rana— ?Entonces vamos!

  —Espera ?En qué consiste la misión? —Fulkan se apresuró a seguirle el paso— ?No sería mejor esperar hasta ma?ana? Está anocheciendo.

  —Ahí está el punto —soltó Terek como si fuera obvio —, la mayoría de los espíritus suelen salir cuando el sol se oculta, aunque existen casos y casos.

  Sintiéndose ignorante, Fulkan asintió.

  —?Ah! ?Sí! ?Antes de irnos! —Lumia se dio media vuelta para enfrentar a Fulkan, y tomando al peque?o elemental de luz entre sus dos manos, lo acercó rápidamente al rostro de Fulkan— ?Deja que este peque?ín haga su magia!

  La cálida lengua de la rana se estiró, conectando con la nariz del pelirrojo, quien rápidamente sintió como el dolor desaparecía por completo de su cuerpo y recuperaba lentamente sus fuerzas.

  Lumia era una daylense, por esa razón lo había logrado sanar.

  —Tch —murmuró Terek con desdén—, no debiste perder tu valiosa energía y tiempo en este... chico.

  Fulkan apretó la mandíbula.

  —No sé que te pasa, pero no te he hecho nada para que actúes de esa forma tan desagradable —gru?ó entre dientes, abriéndose camino entre Lumia y Terek para empezar a caminar—. Gracias, Lumia —recalcó el nombre de la joven en su sincero agradecimiento, aunque, tal vez, su tono había salido más hosco de lo que deseaba.

  Lo último que el pelirrojo escuchó, fue a Lumia insistiendole a Terek que se disculpara.

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